Testimonio Álvaro Mejía
- Emilia Arellano
- 22 may 2016
- 5 Min. de lectura
En este testimonio verán reflejado el amor puro al toro de lidia y a los caballos, animales que son fundamentales para la tauromaquia. La vida de este joven le ha permitido estar siempre en contacto con el campo y así poder conocer con certeza la naturaleza animal. Él es consciente de lo exigente de su profesión pero está dispuesto a hacer cualquier sacrificio por conseguir su sueño.
Álvaro Mejía, joven aspirante a rejoneador, ha tenido la oportunidad de viajar a España y aprender el arte del rejoneo de manos de Diego Ventura, figura del toreo a caballo. Con tan poca edad, Álvaro ha participado en varios festejos importantes a nivel nacional compartiendo cartel, incluso, con sus mentores. Ganador del premio al mejor torero revelación de la temporada 2014, ha sido posesionado como una joven promesa del rejoneo ecuatoriano.
Álvaro, muchas gracias por la entrevista. Quisiera comenzar preguntándote, ¿Cuántos años tienes?
Tengo 22 años.
¿Cuál es tu primer recuerdo taurino?
Mi primer recuerdo taurino creo que es con mi hermano. Jugábamos de pequeños a torear. Él hacía de toro, a veces hacía yo de toro. Ese es el primer recuerdo que tengo.
¿Qué edad tenías?
Unos 3 o 4 años. Era muy pequeñito.
¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que asististe a una corrida de toros?
Me acuerdo de una vez que fue en la plaza de toros Quito. Fue una corrida nocturna y yo era muy pequeño. Recuerdo que hicieron una exhibición de caballos.
¿Recuerdas qué impresión tuviste la primera vez que fuiste a una corrida de toros?
Es difícil de explicar, pero recuerdo que me pareció algo muy bonito y que me llamó mucho la atención. Como era un niño, veía los caballos, al toro que salía con violencia y fiereza y a una persona que lo toreaba a caballo y todo eso me llamaba mucho la atención. En ese tiempo, veía a los caballos muy llamativos y enormes. Me fijaba en los colores, en los trajes y todo eso me atraía.
¿ Crees que el haber observado una corrida de toros o varias, tuvo alguna implicación en la forma tu desarrollo?
No, creo que por suerte tengo una familia que es muy taurina y muy acercada a los animales y ellos me enseñaron el amor que hay que tener a los animales, a las mascotas y, sobre todo, me enseñaron lo que es un toro de lidia a diferencia de cualquier otra raza bovina. Ellos se encargaron de explicarme y conforme iba creciendo, entendía realmente cómo es un toro bravo.
Actualmente, ¿qué significa para ti una corrida de toros?
Para mí una corrida de toros es lo más importante que tengo en mi vida. Como yo lo veo es que en una corrida de toros, en 15 minutos, se resume toda una vida de cualquier persona. Ahí se encuentra el triunfo, el fracaso, los golpes, y sobretodo, está muy claro la vida y la muerte. Yo creo que en una faena está el resumen de lo máximo de la vida, el poder disfrutar y también, el riesgo de fracasar.
¿Crees que a los 12 años tú estabas en la capacidad de ver lo que has mencionado en una corrida de toros?
No, yo creo que no. Pienso que en este momento yo lo puedo resumir así a una corrida de toros, pero a esa edad lo veía como algo que me llamaba mucho la atención tanto que quise aprender cada vez más de eso.
¿A qué edad decidiste convertirte en rejoneador como una profesión?
Quizá nunca le dije a mi papá que quería ser rejoneador. Teníamos una mula y yo jugaba a pasar a una silla como si fuera un toro y con unos palos haciendo de banderillas. Ya después, les pedí a mis papás que me pongan en clases de equitación. Eso sí lo dije: “quiero aprender a montar” y, como he estado siempre muy unido al mundo del toro y el caballo, surgió poco a poco el rejonear. Hacía equitación, pero era necesario el enfocarse a qué tipo de equitación quería hacer y a dónde quería ir.
Tú formaste parte de la escuela taurina en tus inicios y toreabas a pie pero, ¿a qué edad comenzaste a aprender a torear a caballo?
Lo primero que hay que saber es que antes que nada, se debe aprender a montar. Primero se debe ser jinete y después, otra cosa que creo que es más complicado es ser torero y tener torería. Yo creo que eso es mucho más difícil. Porque el jinete aprende la técnica pero el gusto y la torería que tiene cada uno, eso viene de nacimiento.
Tu primer profesor de equitación fue el reconocido jinete Enrique Cobo…
Sí, con él yo empecé con mis clases de equitación y rejoneo en la escuela cerro viejo. Ellos fueron los que me hicieron torear las primeras veces.
¿Qué recuerdos tienes de esa época?
Tengo unos grandes recuerdos. Yo era pequeñito y lo veía a Enrique como él se preparaba, cómo montaba todos los días y cuando toreaba vacas. Era algo que me impresionaba mucho. Tuve la suerte de acompañarlo por algunos años y prácticamente, todos los días de mis vacaciones yo los pasaba con él. Creo que son los mejores recuerdos.
¿Cómo crees que hubiera sido tu vida ahora si desde niño no hubieras tenido este acercamiento, si no se te hubiera permitido entrar a la escuela taurina o aprender a torear a caballo?
La verdad es que no sé. No sé qué sería de mí. Nunca me he puesto a pensar eso y prefiero no hacerlo.
¿Recuerdas cuándo fue la primera vez que debutaste en público?
La primera vez fue a pie, una becerrada, en la inauguración de un tentadero. Fue la primera vez que me presenté ante el público, que me ponía un traje corto y hacía mi primer paseíllo.
¿Recuerdas qué emociones tenías ese día?
Tengo los mejores recuerdos. Ahí la verdad es que no me preocupaba si estaba bien o mal porque para mí era como un juego. Sabía en lo que estaba metido pero era un juego muy lindo. Era pequeñito y toreaba becerritas chiquitas. Para mí el mejor juego, en lugar de estar con un Play Station o montar bicicleta, era jugar al toro y estar toreando.
¿Qué cosas has ganado gracias a tu profesión?
Gracias a los toros he ganado mucho. Primero, me he unido mucho a mi familia y me he acercado mucho a Dios. Eso me ha dado el mundo del toro. El toro también me ha enseñado a ser una persona respetuosa de las personas mayores y a los que están en este mundo. He aprendido a tener mucho respeto a esta profesión y a los animales como el toro de lidia y al caballo.
Y ¿qué cosas has dejado a un lado debido a la misma?
Las fiestas para poder prepararme al ciento por ciento. Básicamente, he tenido que dejar a un lado la vida de un joven normal. (Risas)
Debido a tu profesión, tienes una relación estrecha con los animales ¿Qué significan para ti los animales? ¿y los caballos y el toro de lidia en particular?
Yo no los veo como que fueran simples animales. Siento que son una parte de mi vida muy importante porque sin ellos, no sé donde estuviera yo ahora. Para mí, son lo más importante que tengo. Yo creo que no existe el toro bravo sin el caballo o viceversa
¿Te consideras una persona violenta?
No, para nada.
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