¿Es legítimo prohibir la entrada de los niños, niñas y adolescentes a las corridas de toros?
- Emilia Arellano C.
- 10 abr 2016
- 2 Min. de lectura

Uno de los pilares fundamentales para la existencia de las corridas de toros, en los lugares donde las hay, sin lugar a dudas, es la concurrencia de los aficionados que pagan por un boleto y asisten cada tarde a una plaza a gustar del espectáculo taurino.
Sin la presencia de espectadores en los tendidos, sería muy complicada la realización de este tipo de exhibiciones debido a su alto costo. Es por esto que los empresarios, para poder dar un espectáculo de gran calidad en el que participen toreros de renombre internacional y con un ganado de buenas condiciones, necesitan asegurar la asistencia del público pues es la única forma de llevar a cabo un evento de tal magnitud y que además, resulte rentable para quienes lo organizan. Llenar una plaza de primera categoría, con una capacidad para 15.000 personas aproximadamente, requiere de un gran esfuerzo para aquellos que se dedican a organizar eventos taurinos.
Las corridas de toros forman parte de un elemento cultural de muchos pueblos y países, que han conseguido mantener viva esta expresión artística gracias a que se ha arraigado como una tradición para ellos.
Toda tradición, para su permanencia, necesita ser transmitida hereditariamente. Sólo así han podido sobrevivir una serie de actividades realizadas por los seres humanos a manera de ritos, rituales u otro tipo de expresiones.
De la misma forma, en el mundo taurino, es de gran importancia que los padres tengan la potestad de instruir a sus hijos, desde pequeños, en la tauromaquia puesto que al ser una tradición, ésta se alimenta de los aficionados que se forjan, comúnmente, en el seno familiar.
Como aficionada taurina, debo reconocer que veo con mucha preocupación las varias trabas que se han puesto al ejercicio de la libertad al momento de asistir a una corrida de toros. Especialmente a las limitaciones que existen en los requisitos de edad para poder ingresar a una plaza. Es debido a esto que tengo gran interés en realizar un análisis crítico a las resoluciones que se han emitido respecto al tema y que, a mi parecer, han tenido como resultado una restricción de libertades, tanto de padres como de hijos, que son aficionados al mundo taurino.
Con una investigación, que se las presentaré a lo largo de estas semanas, pretendo demostrar la falta de legitimidad en la toma de decisión de incluir en un texto normativo una prohibición al ingreso a espectáculos taurinos a los menores de 16 años sin que exista una debida fundamentación para ello.
Mi intención con este proyecto es desvirtuar los argumentos que se exponen en relación a que los niños, que presencian una corrida de toros, podrían sufrir consecuencias en su desarrollo integral y con esto, encontrar una herramienta jurídica que sea útil para invalidar la normativa restrictiva en pro de los derechos y libertades de las personas que gustamos de esta manifestación artística.
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